Si tomamos el símbolo de la cruz, nuestro centro interno representa el punto de intersección entre una línea vertical y otra horizontal. Estar en eje implica un equilibrio de las energías con relación a estas cuatro direcciones. En la vertical, estamos unidos a nuestra multidimensión y a las redes tanto espirituales como materiales, y en la horizontal, nos unimos a la experiencia terrestre y humana. Entonces, aquí hablamos de protecciones para que las energías involucionadas, ignorantes o maliciosas no tengan espacio en nuestra aura para interactuar con nosotros, y nos referimos a cómo optimizarnos a nosotros mismos, como sujetos de nuestra propia protección.
—”Pasamanos a la Conciencia” de la Lic. Silvia Kamenomostki
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