En general los buscadores espirituales, los que sentimos que hay algo más, nos avocamos a purificar el ego, sabedores de lo imprescindible que ello resulta. Nos comprometemos, nos metemos en el lodo, en nuestro lado oscuro, en nuestra ignorancia, con nuestras negatividades. Esto es sin duda algo absolutamente imprescindible y que depende básicamente de nuestro compromiso, de nuestro esfuerzo y de nuestra voluntad. Mucho se ha escrito en estos tiempos de los modos de hacerlo, e incluso se conocen muchas técnicas para facilitar y/o acompañar esta tarea. Pero para mi gusto, no se termina de poner el suficiente énfasis en tener en cuenta que la transformación es una experiencia en la que tienen que converger al menos dos factores: lo recién citado: el trabajo personal y el otro término de esta ecuación, quizás incluso determinante de la real posibilidad de un verdadero movimiento de la conciencia, es sin lugar a dudas la Gracia Divina. Entendiendo por Gracia Divina una energía que proviene de Lo Alto y que es quien realiza el trabajo.
—Ticeap
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