Formar pareja en este plano, en la especie humana, remite básicamente a una unión material que se funda en el tener. Tener pareja, tener familia, tener bienes, objetos, sociabilidad. Y en casi todas las culturas supone un compromiso con las respectivas familias. En estas uniones suele estar presente la conveniencia y, siempre hablando de lo material, se toman en cuenta aquellas cosas que se valoran en la cultura a las que pertenecen los miembros de la pareja. Me refiero al status, a las cuentas bancarias, a la formación profesional, y al tipo de trabajo e ingresos. En muchos casos la pertenencia a la clase social y a grupos religiosos también cuenta. Es frecuente también que la pareja se interese por la trascendencia terrestre, los hijos, “la idea de continuar vivo en el otro que me continúa”, las clases sociales y los grupos religiosos.
Cómo se constituye una pareja también es un fenómeno interesante para observar. Una diferencia fundamental es si las parejas son elegidas por los mayores o si los miembros de la pareja se eligen entre sí. Acá claramente es distinto en Oriente y Occidente. Incluso la monogamia o la poligamia son formas que admiten las distintas culturas. Alguna vez leí que Occidente admite una poligamia escalonada, es decir uno puede casarse y divorciarse sucesivamente tantas veces como quiera.
En lo personal agregaría que los tiempos evolutivos que vivimos tienen sus propios condimentos. Por un lado la fugacidad, la superficialidad que admite el pegar la vuelta y el portazo, y por otro la aceleración evolutiva hace que en cierto modo se experimente mayor diversidad en una misma encarnación. Como siempre, todo esto dependerá de las necesidades de cada alma en su etapa de desarrollo.
Además del cómo se constituyen las parejas podríamos describir qué otras cosas pueden unirlas. Muchas parejas lo hacen siguiendo básicamente sus impulsos, deseos y pasiones. Éstas suelen ser las más complejas ya que cuando están presentes estas energías el vínculo las exacerba cada vez más, y así llegan a situaciones de violencia en distintos grados.
Luego podríamos observar que hay parejas en donde se ve una presencia de lo religioso en uno o en ambos miembros, que incluye la concurrencia, y/o participación en espacios religiosos. Las hay otras que le dan suficiente importancia a los valores y su adhesión puede notarse dentro y fuera de la casa. La doble moral también necesita ser nombrada, en este caso se dice una cosa y se hace otra. Los ejemplos abundan de personas que tienen una determinada conducta en lo público y otra en lo privado.
Cuando los miembros de una pareja que se conforma están abiertos a la conexión espiritual (independientemente de su grado de desarrollo) el estar juntos se desliza del tener (o al menos deja de ser lo único importante) para incluir el Ser de uno y otro. Generalmente esto se traduce en potenciar la conciencia y el desarrollo de ambos.
Especialmente en una larga primera etapa, una pareja de esta naturaleza puede optimizar la unión en función de profundizar el trabajo de la transformación de cada uno e incluso pueden apoyarse explícitamente en el movimiento, siempre y cuando no se deslice al terreno del poder. Esto sería aprovechar la etapa de los espejos en el camino de la transformación tomando aquello que sucede y admitiendo la importancia de su amplificación en bien de tener un registro propio de lo impuro y en consecuencia defectuoso.
Es fundamental ser conscientes de lo imperfecta de la unión (debido a la imperfección de cada uno) y a la vez compartir el anhelo de viajar hacia la Perfección.
Resulta indispensable mencionar el poder en las relaciones. Es un gran tema, todos los componentes de una pareja, a excepción de los seres realizados, buscan ejercer el poder dentro del vínculo de infinitas maneras. Las formas más comunes son las posiciones de víctima-victimario y subrayo que en todos los casos unos y otros ejercen el poder desde ambas posiciones. No hay víctima sin victimario, dicho esto tanto en relación al encuentro con el otro como con lo que sucede dentro de cada uno. En algún modo hay una alternancia en dónde la víctima se vuelve victimaria por el solo poder que la posición le da, especialmente en relación a la sociedad.
En relación al poder, el chantaje emocional es muy frecuente. Ni que hablar de si alguno de los miembros está enfermo o se enferma luego de constituida la relación, esto puede llevar a un abuso de poder de parte del propio enfermo. Puntualmente esta situación puede presentar distintos grados de complejidad que van desde la capacidad de acompañar experiencias diligentemente a incluso maltratar al enfermo sumado a la frecuente invisibilización de la persona de apoyo dentro de la pareja, en el sentido de acompañar, tener en cuenta su sufrimiento.
Muchas parejas inician la relación por un encuentro desde el alma, esto suele darse a través de un flash especial, una atracción espiritual que suele venir de la mano de una inmediata sensación de familiaridad, de comodidad, e incluso de la impresión de conocerlo/a, de antes aun cuando en este plano no haya habido un encuentro anterior.
¿Qué pasa luego del flash? Pueden suceder tres cosas que me gustaría destacar:
— la energía del encuentro baja a la personalidad y si la conexión consciente se debilita empieza el me gusta-no me gusta de cada uno hacia el otro. Las personalidades empiezan a hacer de las suyas y allí no hay nada nuevo bajo el sol. Las quejas, las ofensas, la falta de entendimiento y muy especialmente las decepciones. Obviamente las decepciones son hijas legítimas de las ilusiones.
— otra particularidad es la siguiente: si el flash espiritual es muy fuerte, incluso más potente que las experiencias individuales con lo místico, la persona puede empezar a creer que depende del alma del otro para conectar con la suya propia.
— y la tercera sería empezar un viaje juntos conscientes de las limitaciones humanas con la intención de sumar esfuerzos para el crecimiento de ambos como pareja y como individuos.
¿Cómo se elige una pareja? Siguiendo alguno de los criterios descriptos más arriba todos ellos se fundan en simpatías o antipatías que toman en cuenta tanto criterios estéticos, personalidad, situación económica, clase social, grupo religioso, aspiraciones personales, etcétera.
Hasta acá algunas generalidades de lo que es hoy en el mundo el tema de las parejas. Y en el presente es posible que esté cada vez más activa en los vínculos la conciencia del alma, tanto en el registro de la propia como en la posibilidad de estar en contacto con el alma del otro.
Desde luego estamos hablando de un proceso que se inicia de modo incipiente y que con el trabajo de cada uno y de la pareja se puede ir acrecentando. Entonces, aun en forma precaria las personas pueden tratar de recibir guía de su alma o de planos superiores de conciencia en relación a si les corresponde estar en pareja, y si la respuesta es positiva es importante contar con esta guía en la elección de la persona. La elección será ajustada a lo que cada uno necesita desarrollar y a la vez podrán realizar tareas espirituales juntos.
No es lo mismo “tener pareja” que unirse conscientemente desde el alma. Es importante trabajar para que prime la unión de las almas por sobre las personalidades. Tratar de resolver desde la unión espiritual cualquier situación que se tenga que vivir.
Cuando la conciencia esté presente podrán utilizar la fuerza de sus almas para transformar sus personalidades y permitir así que las almas se manifiesten cada vez más. De este modo la unión se volverá cada vez más honda.
A la vez podrán profundizar juntos en el hecho de ser almas despiertas y en desarrollo. En estos casos, muy seguramente privilegiarán el Ser una pareja espiritual a tenerse materialmente y trabajarán para que la unión sea para el mayor bien de la pareja y de todo lo que los rodea.
El vínculo crece en la medida que se trabaja en la purificación de los elementos terrestres, sobre todo si se apoyan en esta tarea.
Un alma despierta tiene que estar atenta al Karma individual, al Karma de pareja y al Karma de servicio.
Cuando una pareja transita este camino, el anhelo de recorrerlo para el mayor bien de ambos y de los que los rodea pasa de ser una pareja social, con todo lo que ello implica a ser una pareja espiritual.
Una pareja despierta espiritualmente se constituye en una usina que apoya el desarrollo de las almas que la integran y a la vez trabaja para la Evolución consciente poniéndose en las manos del Espíritu y de la Madre Divina.
Silvia Kamienomostki
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