Dichas acciones del terapeuta resultan muy esclarecedoras para quien consulta, ya que, básicamente, son descripciones de lo que percibe o intuye con relación al campo energético del paciente. Esto no habrá de legitimarse con la mente, sino con un atributo superior a ella, la percepción directa, como dijimos, no es producto de un proceso mental de la personalidad ni de los sentidos ordinarios. Es una intuición, un conocimiento, y, por sus características, se vuelve evidente que no proviene ni de nuestra mente ni de nuestro intelecto. Surge de niveles superiores de Conciencia, de una conexión directa con esos planos superiores, y se expresa a través del cuerpo en forma inmediata y sin pasar por la mente (a diferencia del impulso o del acting que manifiesta el nivel irracional de la mente y de las emociones). Todas las prácticas espirituales –incluidas las meditaciones–, cualquiera sea la corriente, apuntan a entrenar ese tipo de conciencia, conexión, percepción. Esto evita la discusión acerca de diferentes puntos de vista intelectuales y suma en una autopercepción más ajustada de la persona.
—”Pasamanos a la Conciencia” de la Lic. Silvia Kamienomostki
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